Delirios nocturno-mañaneros: Despertando


Delirios nocturno-mañaneros, porque no se sabe cuando acabó la noche y cuando empezo el día. Salió el sol, pero mucho antes que él saliera, ya se había comenzado el jornal desde muy temprano la noche anterior, o como sea que se le llame.

Delirios cuando se levanta uno pensando mucho y se anda a paso de historia: leeeento; p q siempre cae justo cuando el cuerpo le da con hacerse el dormido para tener que cargarlo y no tener que levantarse con sus propios pies.

Delirios de golpes rondando el aura de lo cotidiano: el mirarse al espejo, restregar los dientes, descargar el sueño encaramado a los hombros, el ponerse la camisa atravesando la manga con una mirada crítica propia y  la otra manga con la mirada distante del «otro», hasta que finalmente metemos la cabeza por el cuello y levantamos la frente, a ver si el espejo viene con segundas opiniones.

En el delirio nocturno-mañanero, el «desayuno» -si alguno- viene combinado de muchas cosas: algo salado y dulce, para compensar lo dulce y amargo de la jornada. Se dividen las cosas por cucharadas, tratando de desenredar los nudos que quedan entre  el estar despierto y el estar dormido.

Como todo delirio nocturno-mañanero, el café es aquel elixir que se toma despacio para que luego terminemos andando con prisa; con calma aun dentro de la tormenta; claro, aun dentro de la incertidumbre; cansado, pero al fin despierto.

Acerca de RGRS

Artista Plástico, Poeta, Diseñador Gráfico, Emprendedor... o como quieras definirme.

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