El corazón de vuelo


Roberto G. Rivera Sánchez ©2011

Mi corazón va amarrado a una chiringa, ansioso por alcanzar la nube más alta y cruzar hasta el otro lado del mar. Le solté un poco de hilo, pero no fue suficiente. Entonces, un poco frustrado y considerando la pena que pintaba mi rostro, me pidió que lo amarrara a la verja, para aprender a vivir como se vive en el aire. Me quedé con él toda la tarde y noche pero aun no lograba aclimatarse lo suficiente… sucede que desconocíamos que las alturas le daban vértigo. Aun así insistió en quedarse amarrado. En un momento que tuve que irme por un pequeño instante, unas aves que migraban al Norte, le enseñaron a volar y al regresar a encontrarme con mi corazón montado en chiringa, ya no estaba ahí. Les confieso que lo lloré mucho. Entonces comprendí que, a la vez que el corazón se crecía alas y volaba con las aves, yo me crecía un nuevo corazón… un poco más pequeño, pero mi gran amigo se encargó de no dejarme sólo a la deriva del mundo. ¡Así son los grandes amigos!

¡Un abrazo compañero, donde sea que te encuentres!

Acerca de RGRS

Artista Plástico, Poeta, Diseñador Gráfico, Emprendedor... o como quieras definirme.

Deja un comentario