Apuntes de nostalgias de «amores» distantes y otros desaparecidos.


Por: Roberto G. Rivera Sánchez ©2011

No tengo lugar entre tus dedos,
ni banderas en qué socorrerme los sentidos.

No tengo patria
en dónde guarecer mis pasos,
porque es el mundo el que me viste de cayos en los pies.

No concibo tus labios
porque tus recuerdos carecen de labios para besar.

No concibo tu mirada
porque al fantasma que media entre tu espacio y el mio,
anda sonámbulo caminando sin rostro;
sólo lleva tu presencia extendida
y la nostalgia colgadas a cuestas.

Hay momentos en que coincido con el fantasma.
Le hablo y él me habla
pero con un sonido muy particular.
Parece ser el espejo de mi voz,
pero con cierta esencia tuya…
…como cuando escribes.

Mi locura allí tendida en la cama,
me sorprendió con un consejo
que me pareció más un regaño.
Me dijo que lo que vivimos entre nosotros
no tiene por qué ser difundido.

Luego descubrí que estaba tratando de enamorar al sueño
y no quería que se pusiera celoso
o que dudara de ella, por haber estado juntos alguna vez.
Me dice que cree haber encontrado al que tanto buscaba
y no quiere perder la oportunidad de tenerlo para si.

No empece a su argumento,
me dijo: -¡…pero aún así fuiste un buen chico!
No pensé aprender tanto de tí,
mientras abordabas en los brazos de tus pasados amores.

¡Bueh! -me dije- ¡Yo siempre resulto ser bueno para nada!
Me alegra haberte servido para algo.

Es por eso que aprovecho mi bondad en la nada
para hacer de cada pétalo un castillo con horizontes,
y lingotes de oro
y pensamientos desterrados,
y muchas, muchas pocas cosas.